25 de mayo de 1810

Revolución de Mayo

Fue una serie de acontecimientos revolucionarios ocurridos en la ciudad de Buenos Aires, capital del virreinato del Río de la Plata, dependiente del rey de España, que sucedieron durante la llamada Semana de Mayo, entre el 18 de mayo de 1810, fecha en la que se publicaron noticias de la caída de la Junta Suprema Central, y el 25 de mayo, fecha en que juró la Primera Junta de gobierno

Luego de las invasiones inglesas, en Buenos Aires se constituyeron, al decir de los historiadores, “grupos definidos de opinión” y la ciudad se enmarcó definitivamente dentro del curso de los conflictos centrales de Europa. Los acontecimientos de 1806 y 1807 ayudaron a configurar en los habitantes de la ciudad un incipiente sentimiento de conciencia patriótica.

De todas maneras, cabe aclarar que en aquel entonces no había en los habitantes del virreinato en su conjunto un sentimiento de pertenencia uniforme, ya que se superponían diversas identidades como la americana y la regional, ésta última reducida al ámbito de la ciudad y su zona de influencia. Por ello es que las nacionalidades que se fueron conformando a posteriori, no eran un proceso inexorable sino que, por lo contrario, fueron fruto de circunstancias históricas que no se tenían en claro por aquel entonces.

Las invasiones y posterior reconquista habían consolidado la milicia urbana que, en un principio formadas por peninsulares y criollos, pasaría en 1809 a ser una milicia netamente criolla, un cuerpo que en la insurrección popular y militar de mayo, haría pesar esa fuerza adquirida. Los acontecimientos de 1810 culminarán con la conformación de un nuevo régimen para el virreinato del Río de la Plata que, si bien a la postre se encontraría en entredicho hasta lograr una solución definitiva, ya no sería la monarquía castellana la que regiría en estas tierras.

Las milicias urbanas tendrán una participación destacada en las jornadas de mayo donde, luego de que la ciudad se anoticiara de la caída de la Junta de Sevilla en España a manos de los franceses, los criollos logran la convocatoria a un Cabildo Abierto para el día 22 de mayo, pedido al cual el virrey no puede negarse habida cuenta de la importancia que habían ganado los criollos, particularmente, a partir de que Saavedra –jefe de las milicias urbanas- decide el retiro del respaldo militar al virrey.

El 22 de mayo, comienzo de la mentada “Semana de Mayo”, se escucharon diversas argumentaciones en el Cabildo. Por el lado de los realistas, la voz será llevada por el Obispo Lué, mientras que por el lado patriota los argumentos serán vertidos por Juan José Castelli, miembro del grupo de la elite criolla que participó activamente de la revolución, formado también por su primo Manuel Belgrano, por Mariano Moreno y por los hermanos Rodríguez Peña entre otros.

Castelli en el Cabildo Abierto del día 22 esgrimía la justicia de que una vez extinto el poder español a causa de la ocupación francesa, el poder debía retrovertir al pueblo para que éste, al no haber mandos en España, decidiese quién debía representarlo. Ninguna de las dos soluciones llegó a ser aprobada por mayoría con lo cual se logró una solución de consenso: “…el Cabildo representa al pueblo y que como tal asuma el poder por delegación interina”. Ese día también tuvo una destacada alocución Juan José Paso quien debió refutar la exposición del Dr. Villota, que cuestionó el derecho de Buenos Aires para representar a las otras provincias. Paso, entonces, argumentó que dada la gravedad y la urgencia de los hechos, ameritaba la representación de Buenos Aires, con el compromiso de un futuro Congreso. Al otro día el Cabildo asumió ese poder y el 24, se nombró una Junta de gobierno presidida por el virrey Cisneros, hecho que no fue aceptado por el grupo patriota, que veían en él un representante de un poder central que había dejado de existir.

Por esta razón es que tanto Saavedra como Castelli renunciaron a conformar esa Junta y un cerco de personas, no pocos milicianos, el sector militar que dijo “no poder sostener al gobierno” y la invasión de los corredores por los patriotas, hicieron renunciar a los restantes miembros de la Junta. De esta manera el grupo patriota impuso al Cabildo que reasumiera el poder popular y nombre a los miembros de la nueva Junta: Cornelio Saavedra, Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga, Manuel Alberti, Domingo Matheu, Juan Larrea, Juan José Paso y Mariano Moreno. La revolución acababa de triunfar con el apoyo mayoritario de la población porteña, pero el proceso tomará un curso diferente al comenzarse a perfilar en pocos meses posiciones encontradas dentro del propio grupo patriota.