7 de junio de 1810

Nace la Gazeta de Buenos Aires

Fue un periódico impreso en Buenos Aires, Argentina, entre 1810 y 1821 con el objetivo inicial de publicitar los actos del gobierno de la Primera Junta

Su edición fue encargada por la Junta a su vocal Manuel Alberti, si bien al publicar documentos oficiales muchos de ellos fueron redactados por el secretario Mariano Moreno; también colaboraron Manuel Belgrano y Juan José Castelli. Fue el quinto medio impreso de Buenos Aires y el primero con un gobierno autónomo, después del Telégrafo Mercantil, el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio, el Correo de Comercio y la Gaceta del Gobierno de Buenos Aires.

fue fundada por la Primera Junta de Gobierno (primer gobierno patrio de la Argentina), mediante un decreto que establecía que "el pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes". Su primer número apareció el jueves 7 de ese mes, fecha que luego fue elegida como el Día del Periodista por el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Córdoba en 1938.

La Gazeta publicaba las resoluciones oficiales, decretos y otros documentos oficiales, ofrecía noticias de actualidad tanto del extranjero como locales y contenía también los ideales del gobierno.

Su lema era la frase "Tiempos de rara felicidad,/son/ aquellos en los cuales se puede sentir lo que se desea y es lícito decirlo", del historiador romano Cornelio Tácito.[​ Tradicionalmente se atribuyó su edición al secretario de la Junta, Mariano Moreno, redactor de la mayoría de los documentos oficiales que allí se publican. Sin embargo, las investigaciones más recientes han demostrado que el redactor oficial de la publicación fue el sacerdote Manuel Alberti, quien no firmaba sus colaboraciones pero sí tenía un rol central en la decisión de qué publicar.

La Gaceta tuvo un rol decisivo en la formación de opinión de la sociedad. A través de la misma, Moreno enfatizaba dos postulados democráticos: la libertad de pensamiento y la publicidad de los actos de gobierno. Durante los días festivos y después de oficiada la misa su lectura fue declarada obligatoria para los curas hacia sus feligreses.

Desapareció el 12 de septiembre de 1821, cuando Bernardino Rivadavia decidió sustituirla por el Registro Oficial.